Los dibujos, sobrios pero con calidad en la composición, muestran motivos arquitectónicos y figuras de ángeles que enmarcan cinco vanos.
La fachada de calle Mártires descubre el lunes sus pinturas murales restauradas del siglo XVIII
Los datos.
Lugar. Fachada de calle Mártires del Museo Carmen Thyssen.
Motivos. Motivos arquitectónicos encuadran los vanos de cinco balcones -ahora ciegos- coronados con dos querubines alrededor de un tondo con guirnaldas. Los tonos más fuertes corresponden a los elementos originales, los más claros (gris violáceo) a los reconstruidos.
Fecha. El terreno se adquirió en 1780, las pinturas se realizarían poco después.
Espacio. Ocupan 119 metros cuadrados, de los que 23,4 metros cudrados son originales restaurados y el resto, reconstrucción.
Presupuesto. 119.965 euros.
Trabajos. Quibla Restaura, a través de la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico en una primera fase y a través de la UTE Villalón en una segunda fase.
Estaban ahí desde hace más de dos siglos, ocultas bajo una capa de cal, totalmente invisibles para el viandante que con prisas cruzaba calle Mártires. Ellos lo vieron casi por casualidad. Era 2004. Restauraban las pinturas murales del edificio de enfrente, la antigua cerería, cuando repararon en unos trazos que parecían formar un rostro. Era parte de la cara de un angelito. Siete años después, Quibla Restaura ha conseguido completar la imagen. El Museo Carmen Thyssen Málaga dejará al descubierto desde el lunes los motivos del siglo XVIII que decoran su fachada de calle Mártires, ahora bajo andamios.
Tres años de trabajo -desde 2008- han dado como resultado 119 metros cuadrados de pinturas murales rescatadas, de las que 23,4 metros son originales y el resto, una fiel reconstrucción. Motivos arquitectónicos encuadran los vanos de cinco balcones -hoy ciegos-, coronados por dos querubines alrededor de un tondo con guirnaldas. En el XVIII, siguiendo los gustos de la época, daban lustre a los números 4, 6 y 8 de la estrechísima calle Mártires. Tres siglos después vuelven a hacerlo, pero sobre un muro nuevo.
Proceso
Los arquitectos aconsejaron demoler la fachada original de las casas contiguas al Palacio de Villalón por su estado de deterioro, pero la empresa Quibla -con la ayuda de la arqueóloga municipal, Carmen Peral, y del entonces director de la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico, José María Gómez Aracil; y el asesoramiento de la historiadora del Arte Rosario Camacho- logró salvar las pinturas. En 2008 se limpió de cal el muro, se preconsolidaron las zonas con riesgo de desprendimiento y se hizo un levantamiento topográfico. El siguiente paso consistía en arrancar del muro las pinturas, sobre una capa de estuco y mortero, con una cuidada técnica. El original se adhirió a un soporte de nido de abeja de aluminio y se procedió a la restauración. Ya solo quedaba montar los paneles, a modo de puzzle, sobre la nueva fachada y dar los últimos retoques.
En la época, los dibujos se pintaron con una paleta de rojos y marrones sobre la que se aplicó una veladura gris, quedando un color gris violáceo. El tiempo fue borrando capas y dejando al descubierto las tonalidades más intensas. Y así se verán a partir del lunes las partes restauradas, mientras que las reconstruidas lucen un color grisáceo para distinguirlas a simple vista.
«Son de las pinturas murales más sobrias que se han encontrado, pero con gran calidad en la composición y la perspectiva bien reflejada», dice el restaurador Joaquín Gallego. Tiene explicación. Un análisis histórico de los edificios realizado por la historiadora Aurora Arjones reveló que estuvieron vinculados a los Estudios Reales de Gramática, Retórica y Pintura, por lo que tenían un uso más institucional que popular. Además, se sabe que en esas construcciones trabajó el arquitecto Martín de Aldehuela, por lo que no se descarta que dejara su sello en el diseño.
La recuperación de las pinturas murales, que se suman a otras que decoran la calle, «completa el proceso de restauración e incrementa el valor del continente del Museo Carmen Thyssen», resaltó la directora de la pinacoteca, Lourdes Moreno. A partir del lunes, «el Thyssen merece una visita tanto interna como externa», apostilló el restaurador Francisco Zambrana.
Artículo procedente del Diario Sur.
Agradecer la cesión de fotos de Don Tomás Berbel. Desde aquí nuestro agradecimiento por su interés y por la cesión de fotos sin firma.
Gracias, muchísimas gracias por la dedicación con la que has escrito este blog, dotándolo de bellísimas imágenes y curiosidades de edificios históricos. He podido encontrar gracias a ti y tu trabajo información sobre un edificio que parecía que no existía, no había manera de encontrarlo por internet.
ResponderEliminarMis felicitaciones y un abrazo muy fuerte.
¿Qué edificio era? ¿este? por cierto gracias por tu participación. Espero que sigas participando.
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