viernes, 18 de junio de 2010

Una promoción de VPO ambientada en el Barroco


«Por aquí antes la gente ni entraba», admite Francisco Bravo, responsable de la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico de Málaga. Entre la calle Pozos Dulces y la calle Carretería serpentea la calle Arco de la Cabeza, una callejuela, recuerdo de la laberíntica Málaga musulmana, que desemboca en la placita en honor de la Virgen de las Penas, pues la cofradía de las Penas tiene aquí su oratorio.

Desde finales del siglo XVII presidía este entorno una casa palacio a la que el paso del tiempo le había sentado fatal. Las fotos que enseña Francisco Bravo muestran un caserón despintado y roto en una calle olvidada por casi todos. Desde los años 80, se sabía que este vieja mansión tenía pinturas murales, datadas por el Departamento de Historia del Arte. Los desconchones habían dejado al descubierto retazos de columnas y capiteles fingidos, una práctica muy en boga hace más de dos siglos y, sobre todo, más barata que colocar capiteles y columnas de verdad.

La buena nueva para este descascarillado edificio llegó hace varios meses, cuando la promotora Mosol SL solicitó una subvención para recuperar las pinturas del inmueble e integrarlo, junto con otro edificio protegido y otras dos casas de nueva planta, en una promoción privada de viviendas de protección oficial. De paso, se convierte en la primera promoción de VPO de Málaga con el lujo de contar con pinturas barrocas, señala Francisco Bravo. El bloque resultante, en el que han trabajado cuatro arquitectos, albergará 30 viviendas.

Y lo cierto es que la subvención, que al final ha llegado a los 142.318 euros, ha cundido bastante. Los desconchones han dejado paso a columnas, capiteles y volutas que surgen de los marcos de las ventanas.

Pero en realidad, los datos de los que dispone la Oficina de Rehabilitación nos hablan de una casa con dos entradas laterales de igual importancia, lo que quizás indique que tuvo dos viviendas importantes.

Además, se aprecian dos tipos de pinturas murales. La primera de ellas, más austera, data de mediados del siglo XVIII y tiene colores ocres y sombras casi en negro, que dibujan columnas con grandes basas y capiteles dóricos envolviendo los huecos y otras cuatro de mayor tamaño, dos flanqueando la fachada y las otras dos marcando la esquina.

La segunda intervención, ya con más alegría por delante, data de finales del mismo siglo y aunque el artista no cambia de tonalidades, hay más exuberancia de hojarascas y líneas curvas. Además, la cornisa, el alero y las pilastras de la portada se decoran con una imitación de mármol también de tonos ocres pero con rojo para dar más apariencia «marmórea».

Y si la plaza no hubiera quedado suficiente bonita, aumenta la hermosura de este entorno un cuidado lienzo de muralla nazarí en la zona de la calle Arco de la Cabeza, que no ha sufrido el maltrato de la «rehabilitación» (en comillas, por supuesto) que transformó el tramo de muralla de la calle Carretería en una «sentida» evocación de unos grandes almacenes. Lo de plaza de la Virgen de las Penas es otra cosa.


Noticia de La Opinión de Málaga 18/06/10.

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